lunes, 4 de octubre de 2010

Jaurías a la distancia


trato de internarme en el mundo de los sueños, pero una vez mas no lo consigo.
a manera de lullaby se me presentan dos opciones: la primera es un especie de charla intrascendente desde la habitación de junto, cuyo eco cada vez golpea mas fuerte.
no logro distinguir en un principio si se trata de ingles o español, si es una conversación que proviene del televisor que quedo encendido o si es quizá alguien al teléfono, también existe en mi mente la idea de que quien quiera que fuese, se haya vuelto loco y este hablando para si mismo en voz moderadamente alta.
 03:26 am , alguien recién retorna al edificio, lo se porque la puerta de abajo se deja escuchar.
las palabras se vuelven descifrables a medida que el alba se aproxima, ¿Sabe o no Sabe?  pregunta, es una suerte de interrogatorio poco fluido, pero dejo de prestarle atención por un momento para concentrarme en mi segunda opción : el inefable sonido de jaurías a la distancia.
esa sinfonía de ladridos, me recuerda que es real la ciudad en donde vivo, va cargada de un ambiente de urbanismo y desolación tremendos; me remonta también a episodios de mi niñez, cuando por las noches en medio de la oscuridad absoluta, me asustaba de que los perros ladren tanto, de alguna manera pensaba que vaticinaban un terremoto o un desastre.
no conseguí dormir, por eso termine escribiendo todo esto.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Asi se muere

Lo vi venir, apareció de pronto una noche, no una mañana, con fecha y hora exactas pero que no consigo recordar por lo grave de mi situación.
Esto me esta matando, recuerdo haber pensado mientras me esforzaba en reconocer los síntomas que se abalanzaban sobre mi.
Era fácil describirlo: me explotaba la cabeza y se me derretían los ojos
Pero en medio de mi delirio buscaba quizá metáforas mas propicias para complacerme, mi cabeza tiene ahora forma de trinchera y los soldados mutilados pugnan por salirse, arremeten contra mis paredes craneanas con todos sus medios, escucho sus gritos densos y desgarradores desarmándome los tímpanos y fluyendo por mi boca en forma de líquido rojo, me desespero y no consigo ver nada pues mis ojos están ya por salirse de su orbita, desprenderse de sus cuencas y caer al vacio muy muy adoloridos.
Me sentía verdaderamente mal, pésimo, entonces me metí a la cama  con el único objeto de terminar con esa crisis buscando quizás en el sueño que vendría un consuelo momentáneo para mi exaltado organismo; dudando si mañana el sol se pondría para mi a bañar mi lánguido y exhausto rostro con su brillo tibio que atraviesa la ventana, quizá despertaría y olvidaría todo lo ocurrido antes de dormir , o quizás esos rayos proyectarían luz y sombra sobre un rostro muerto.
Desperté, era increíble e inexplicablemente para mí me hallaba muy agradecida.
Fui a la cocina esperando encontrar a mi hermano desayunando tranquilamente como siempre, pero este ya no estaba, se había marchado temprano y ni se despidió de mí.
Me dirigí a las oficinas, el viaje habitual de pronto se volvió el mas solitario que he tenido en mi vida, todo parecía tan falto de vida, tan sospechosamente calmado, tan escala de grises y yo por alguna razón aun guardaba motivos, aun sentía que el color fluía por mis venas.
En el trabajo nadie me dirigía la palabra, nadie cruzo miradas conmigo, por suerte nunca llame la atención o me destaque por nada en mi entorno laboral así que no me resulto hiriente  o desconcertante, solo un poco sospechoso.
Faltando diez minutos para la hora de salir, todos se van aproximando a mi escritorio a dejarme flores, no dije nada solo los observaba, quien dejaba un ramo o quien simplemente una flor mal cortada y también quien no me dejo nada.
Ya hace rato todos marcaron tarjeta y se fueron del edificio, el quinto piso se lleno de ese aroma de las flores mártires que aguantan  para no podrirse con la misma agua después de días, era el olor característico de los velorios, y mi soledad lo procesaba como un perfume digno de un jardín celestial de flores frescas. Me quede sola  solo con la luz sobre mi escritorio encendida, sabe Dios cuanto tiempo y nadie ni el de limpieza se atrevió a botarme.
La tarde que moría parecía arrancada de una de esas películas europeas: filtro azul, frio y mucha lluvia. Contemple por la ventana como el ultimo coche negro abandonaba el estacionamiento, me tomo un segundo entenderlo, había muerto.
Ahora solo faltaba que lo acepte.  


viernes, 16 de julio de 2010

El Turno


Fue rápido, preciso, lo ví todo.
Aguardaba tras la puerta, sin emitir un solo sonido, temblando involuntariamente y había sudado ya casi la mitad de mi peso.
Uno de los encapuchados, el único que no sostenía un arma extrajo de su bolsillo un afilado cuchillo que hundió deprisa en el cuello del gordo que tenia los ojos vendados, este se estremeció y lanzo un grito desgarrador que fue contenido por la sucia mano de uno de ellos.
Recordé las piletas de la plaza de la ciudad que admiraba cuando era pequeño, irremediablemente pensé en eso mientras observaba como la sangre se abría paso en pequeños chorros que salían disparados y salpicaban elevándose un poco coloreando la garganta del gordo mientras se ahogaba con su propio liquido en un acto de lo mas espeluznante, una especie de proceso biológico brutal; aun no estaba muerto pero continuaron cortando con mucha fuerza y dificultad sus tejidos hasta llegar al hueso, naturalmente yo deje de ver , observaba el piso pensando en que todo esto solo formaba parte de una ficción alternativa, después de todo así parece ser, nadie quiere enterarse que suceden estas cosas y los que se enteran pretenden que no es verdad , prefieren negar el hecho de que hace tiempo que jugamos a disfrazarnos de humanidad, pero en realidad no somos mas que animales.
Le arrancaron por completo la cabeza, entonces la cámara dejo de grabar. Retiraron el cuerpo decapitado de la silla y esperaron un rato. Cerré los ojos y le suplique a Dios que rápidamente desprendiera mi alma de mi cuerpo, pero la cámara volvió a encenderse y el tipo que aguardaba tras de mi me empujo.
-           Te toca.       

Miedo

fotografia de archivo perteneciente a Jose Carlos Chihuan

-          Tengo miedo
-          Shh, cállate y déjate de mariconadas.

Joseph tenía apenas dieciséis años, este no era su primer asalto pero de alguna manera la atmosfera cargada y tensa pesaban sobre su cabeza, un presentimiento negativo, una mala espina se abría paso a través de su angustiosa garganta.
Arriero de veintitrés y Jafo de veinte aguardaban tras un automóvil estacionado al frente de la calle, eran casi las dos de la mañana y en los huesos alcanzaba a sentirse el dolor del paso del aire helado de la madrugada, ampliaba grietas, hacia rechinar los dientes, y el compas absorto del latido de alguno de sus corazones parecía detener el tiempo.
Jafo saco un espejo de su polvoriento bolsillo y lo apunto hacia el poste que alumbraba la calle, lucho recibió la señal enseguida, codeo al muchacho, se levanto y avanzo firme y decido.
Joseph se había orinado. Como era de noche nadie se dio cuenta, o quizá a nadie le importaba, no había tiempo para pensar en cojudeces, se limpio las sudorosas manos mas mojadas que sus pantalones contra la polera, se puso la capucha y avanzo temeroso e indeciso.
La camioneta se detuvo frente al edificio; Joseph y Lucho se encontraban ya muy cerca, ni tiempo les die de bajarse a los pobres, ni cuenta se dieron de lo que se les venia.
-          ¡ Esto es un asalto carajo ¡
El periodista y su chofer sonrieron temerosamente.
-          Debe tratarse de una broma…
-          ¿no han escuchado? ¡bájense del carro mierda!
Joseph permanecía callado, con la mirada gacha pero apuntando firmemente el arma.
Se acercaron Jafo junto a Arriero y acogotaron a las victimas a punta de navaja mientras Lucho y Joseph registraba el vehículo. Se procedo a abrir la maletera, Lucho realizaba la labor con exhaustivo detalle pero a la vez con una rapidez impresionante y Joseph le hacia la guardia, instintivamente sus ojos se posaron por segundos sobre Jafo y el chofer.

Jafo, gordo querido, zambo y fumón empedernido.
Siempre haciéndonos cagar de risa cuando la pasábamos mal, saliendo con ideas locas para conseguir mas plata, burlándose de mi por ser el mas guagüito y el mas inocentón. ¡Su jale tenia nomas el gordo! nunca faltaban flacas en su habitación y
Nunca faltaba brillo en sus ojos.

El chofer introdujo su mano muy disimuladamente mientras Jafo observaba muy sonriente el botín que Lucho mostraba cachaciento.

Lucho… lucho me había enseñado todo lo que se, lucho me rescato y me llevo a vivir con todos, siempre mostrándose como el malo, un rostro fiero y un ímpetu impenetrable pero tenia un gran corazón el huevón, mas que mi primo lucho era como mi hermano mayor, solo me llevaba dos años, pero parecía que la experiencia de la vida le atribuía muchos mas.

Todo se produjo con la velocidad de un parpadeo, el chofer levanto una pequeña pistola y disparo, la bala le atravesó a Jafo la cabeza de una manera tal que no le dio ni tiempo para borrar la sonrisa de su ahora desencajado rostro sobre el piso.
-          ¡No!
Joseph apunto hacia el asesino, nunca en su vida había estado tan determinado en matar a alguien pero antes de que presionara el gatillo otra bala impacto al chofer derribándolo y obligándole a soltar un horrible alarido.
Fue Lucho , con el rostro deformado por la furia , se acerco con suma frialdad en sus pasos para dar el tiro de gracia , sin piedad alguna disparo una y otra vez a la cabeza del chofer, reduciendo su cráneo a una mezcla amorfa de fragmentos de hueso, sesos y sangre. Joseph se orino y ahora quería vomitar.
Arriero observaba horrorizado mientras apretujaba la navaja al cuello del periodista y con la otra mano le tapaba la boca conteniendo sus gritos de pánico.

Al Arriero siempre lo jodían por feo y por ‘Arreola’, pero no hablamos de un feo cualquiera, era mas feo que tomarse un licuado de bilis con menudencias, esquelético, negro y con una barba prominente, estaba un poquito loco y aunque era el mayor de todos no pensaba mucho, solo cumplía lo que se le mandaba y lo cumplía muy bien.

-          Bájatelo , todo salió mal
-          Pero Lucho …
-          ¡Degüéllalo  carajo!  igual ya estamos cagados.

Casi como practicando un arte , Arriero deslizo la navaja por la yugular del periodista quien se estremeció grotescamente tratando de lanzar un aullido ahogado que se iba desvaneciendo en medio de las gárgaras que hacia su propia sangre.
-          Vámonos de acá
Inmediatamente después de sugerir la huida, el rumor del sonido de las sirenas se metió por los oídos de todos paralizando sus sentidos, un patrullero que vigilaba la zona se hacia presente gracias a la bulla que desato la balacera.
Arriero y Joseph corrieron haciendo uso de todas sus fuerzas, ni siquiera notaron que Lucho ni se movió, contemplaba el cadáver de su amigo, su entrañable gordito, en un rictus de compasión y ternura.
-          No te dejare …
A Lucho le salió una bala por el brazo, y otra por la pierna y aun así se mantenía en pie con la mirada fija quizá enfrentando por fin su inevitable desenlace, finalmente una bala le salió por la nuca cayo entonces vencido , sin gritar , sin suplicar por su vida y sin cerrar los ojos.
Al Arriero lo agarro una bala detrás de en la canilla, atrás y tropezó.
-          ¡Corre chibolo, corre! ¡Sálvate!
No paro de gritar hasta que el sonido de un segundo disparo silencio su suplica.
Joseph se detuvo cansado solo por un instante, sentía que de no hacerlo su corazón se le saldría por la boca; lo pensó y en un acto de supervivencia se arrodillo y levanto las manos, los policías lo alcanzaron, fue tirado contra el pavimento y le cayeron un par de patadas y puñetes, lo esposaron y le condujeron de los pelos hasta el interior del patrullero.
Cuando optas por vivir como un criminal, pierdes el derecho a absolutamente todo, ¿trato humano? Más te valdría estar muerto.
Las palabras que alguna vez Lucho pronuncio rebotaban en la cabeza de Joseph
 No, mejor piensa en lo que hubiera dicho Lucho si hubiera tenido suerte, si hubiera estado aquí conmigo… “para la próxima vez no te olvides de revisar si alguno trae un arma huevón”.
A través de la ventana observaba las calles que muy pronto dejarían de se suyas, ese seria el trayecto mas corto del mundo y luego al pensar en todo lo que le deparaba se dio cuenta que estaba equivocado al pensar que lucho no había tenido suerte, ahora estaba mas solo que nunca, saboreo una amarga sensación que superaba todas las que había experimentado en su vida, conocía por primera vez lo que era el miedo y deseaba tanto estar como sus amigos, bien muerto.

Proceso




Lo primero era una sensación de que me hallaba sola justo como cuando naci ; algunos me dijeron que resultaba imposible el hecho de que lo recordase, que quizá era un falso recuerdo inducido por uno de todos los viajes auspiciados por sustancias narcóticas que he tenido; sin embargo claramente lo recuerdo(…)
Me vuelve ahora a la cabeza, quizás con la forma de un sueño.
Mi retina chocaba con el umbral de la luz por primera vez e inmediatamente procedí a cerrar los ojos  por miedo, por negación. Me había acostumbrado a mi envoltura acuosa, mi húmedo y confortable ambiente intrauterino, al cálido vientre de mi madre  me había adaptado tan bien, que este nuevo paso a otra modalidad de vida me aterraba.
Naci por fin, llore y llore desconsolada con una angustia encima que apretujaba mi pequeño corazón, con esa sensación de que me hallaba sola, arrojada a la vida abruptamente y antes de tiempo, a un universo de existencia compleja y desmesurada. El doctor, las enfermeras, mi madre y quizá mi padre en la sala de espera, estaban ahí pero no significaban nada, yo no había desarrollado la inteligencia como para reconocer o establecer algún vinculo con alguien por eso me sentía sola, me hallaba sola en este mundo y mi llanto era quizás un rumor sordo y desesperado que paso desapercibido para todos.
Después de recordar  mi primera sensación  de soledad y desconcierto vino inmediatamente el frio;  una calidad fuertísima de enfriamiento que nunca antes había experimentado, mi cuerpo se transformaba poco a poco en un trozo de hielo y repentinamente todo el calor que aun almacenaba mi organismo se esfumo de mi cuerpo tan rápido como la sonrisa de mi madre de su apacible rostro cuando le conté mis planes para el futuro, aun lo recuerdo.
Mi temperatura corporal armonizo perfectamente con la del ambiente, era una oscura tarde de invierno justo como me gustaban y ahora me sentía una figura pálida y muy poco decorativa sobre un fondo ornamental, un objeto.  Con mucha dificultad conseguí levantarme  y me dispuse a parar este proceso, buscar prendas abrigadoras para consolarme. Camine un poco pero me maree bastante, definitivamente algo no andaba bien conmigo, percibí la extrema dificultad que me resulta la acción mas simple, como abrir la gaveta y coger la ropa con las entumidas manos, tenia una especie de impedimento intangible, inexplicable y que me cuesta mucho describir, me faltaban fuerzas o se trataba también de una rigidez involuntaria y constante. Los minutos se volvieron horas, perdí la noción del tiempo  cuando note que oscureció por completo y entonces decidí desistir de la tarea, el frio se volvía cada vez parte de mi, una carga tolerable pero en cambio me dejaba una sed que flagelaba mis sentidos; las cavidades de mi boca se encontraban completamente secas y mi lengua era ahora un ente pastoso y pesado.  Hubiera dado todo lo poco que me quedaba por probar solo una gota de agua pero es que todo se me volvió confuso, comencé a olvidar gradualmente detalle a detalle todo respecto a todo, no recordaba nada sobre mi vida, no recordaba donde quedaba la cocina,  no recordaba como servirme agua, comencé a olvidarme del día y de la noche, del tiempo y del espacio. No sabía donde rayos estaba y me olvide hasta de mi nombre, pero no quien era.   
Reuní mis últimos esfuerzos y me acerque hacia esa cosa brillante, esa cosa que mostraba mi reflejo, para contemplar lo que quedaba de mi, los restos bien armados de este ahora espantoso ser, los vestigios innegables de alguien que alguna vez canto en la iglesia, se enamoró, contemplo la lluvia desde la ventana del autobús mientras masticaba chicle, compartió quizá contigo alguna mirada cómplice, rió hasta mas no poder, cedió ante sus instintos, se sintió sola, lloro en silencio, cometió errores y se dio también por vencida. 
La imagen mórbida en que me había convertido no me asustaba, vagamente alcanzaba a reconocerla, además que mi visión tenia cada vez un rango mas limitado dado que mis globos oculares se sumergían poco a poco en las cuencas de mis ojos , me arranque la blusa que llevaba puesta con movimientos torpes y secos para sentirme real por ultima vez , me di la vuelta  mientras observaba aun mi cuerpo, aparecieron ya avanzados signos de lividez, una mancha rojiza dominaba casi toda la superficie de mi espalda y ahora también de un lado de mi rostro, todo pareció ocurrir a una gran velocidad, sentí asco y esa fue la ultima sensación que tuve.
Cerré los ojos y pude ver como me acercaba hacia el umbral que me separaba de la luz, una vez mas quise detenerme y mis parpados se elevaron lentamente de nuevo. Quizá por eso mi espíritu no abandona aun este cadáver, por miedo, me había acostumbrado a mi vida monótona y aburrida, al confortable estado de mi soledad  me había adaptado tanto que este nuevo paso a otra modalidad de vida , a una semi -existencia eterna y espiritual o a un posible castigo perpetuo me aterraba.
Lo siguiente son imágenes mías en los periódicos y en la televisión, hablaron de eso a lo sumo dos días, luego se olvidaron. Yo extendida sobre el suelo de mi habitación, el vaso del coctel fatal todavía reposando sobre la mesita de noche, la alcoba en su esplendor, un desorden pleno, las ultimas percepciones racionales de lo que fue mi mundo, en esas cuatro paredes perecían los estigmas finales de la paradoja de mi vida  y justo cuando esta todo a punto de acabar, me veo  condenada a repetirlo todo de nuevo.
Lo primero que sentí era una sensación de que me hallaba sola...  

martes, 4 de mayo de 2010

Corrosivo





Termino la clase, un frio incalculable se filtraba por el mínimo orificio de mi ropa, deambulaba por mi ser y ocasionaba que me palpitaran los huesos; Era tarde y caminaba por las calles junto a Daniel quien muy amablemente me ofreció un cigarrillo de canela, el favorito de mi clan.
De pronto la atmosfera nocturna adquirió matices insospechados, me hallaba ahora nerviosísima, y no es porque me gustara Daniel ni nada o quizás si, quien sabe porque yo no lo sabia y me termine el cigarrillo mas rápido de lo esperado.
 Hablamos de nuestros asuntos, finalmente llego su bus y nos despedimos; Lo que me pareció rarísimo después de terminado el dulce cigarrillo, mi boca aun Expedia bocanadas extensas de humo, pensé que quizá no había expulsado todo, decidí no prestarle atención y aborde mi bus que llego breves minutos después.
Ya viajando en el transporte publico, mientras observaba por la ventana pude notar que aun me salía humo, era irremediable respiraba y exhalaba humo, mientras mas pensaba en la sencilla y biológica acción de respirar, mas me confundía, trate de retenerlo para que nadie se de cuenta, pero el humo atiborraba las paredes de mi boca, era bastante desagradable, pude sentir sobre mi las miradas extrañadas de todos los presentes.
Decidí bajarme casi al vuelo, arrojándole el peaje al cobrador y tosiendo, ya abajo solo desee que el bus se fuera lo más rápido posible.
Camine un poco, el mecanismo se repetía, era increíble sentí deseos de quitarme todo, abrirme y arrancarme los pulmones, pero tenia mucho frio y además por la zona en la que estaba no hubiera sido muy apropiado.
Llegue al puente sobre el rio chili, eche un vistazo hacia abajo, su caudal se encontraba sereno, dulcemente el agua alcanzaba a acariciar las rocas que atravesaba, cubriéndolas suavemente mientras la luna se reflejaba en este, una clase de esplendor casero y poco notorio.
No pretendía lanzarme, no moriré, solo conseguiría mojarme mucho, luego luchar desesperadamente por salir, y pasar un tiempo en cama llena de malestar, quizá en el peor de los caso quebrarme algunos huesos  o quedar inconsciente y servir de balsa para las ratas.
Di un suspiro largo y hondo, quería que se dejara salir todo, pero no sucedió así, continuaba; ¿Cómo explicaría esto a mis padres al llegar a casa? Alguna vez me dijeron que destilaba veneno, pero nunca pensé que llegaría a concretarse literalmente; me llevarían al hospital, los doctores quedarían desconcertados y yo solo bajaría la cabeza, me realizarían estudios, por ultimo me abrirían y se enterarían de toda mi vida, de todas las sustancias que ingrese a mi organismo, de todas las cosas malas que he hecho, que he dicho, que he pensado, que he callado, de todo el frio que he tenido y todos los cigarros que he fumado;  ya no podría nuca mas vivir con la frente en alto era un fin terrible e indeseable, pero al parecer inevitable.
Este es mi castigo y sospecho que tardaran al menos diecinueve años en extraer todo el mal corrosivo de mi cuerpo, entonces volvería a estar limpia.
 Pero diecinueve años es mucho tiempo, y nunca he sido buena para esperar, decidí aguantar la respiración hasta perder la conciencia y ver que pasaba, pero en concursos de aguantar la respiración tampoco nunca me he destacado, lo intentare una vez mas, y así lo hice, fueron quizá tres minutos o cuatro, no se no recuerdo, solo recuerdo que todo se puso borroso, caí al suelo y lo ultimo que alcance a ver fue la imagen difuminada de dos hombres acercándose hacia mí.

lunes, 19 de abril de 2010

Tocar el Cielo


Me largo, no me importa tu vida, me llega al pincho, estaré lejos de aquí.
Matías  cantaba eufóricamente, el chino tuvo que quitarle los audífonos para repetirle la pregunta.
-            ¿Oye,  y tú vas?
-            Fácil huevón, pero solo a ver porque me cago de miedo.
-            Ya, ¿y carloncho ira?
-          No mejor ni hay que decirle porque esta tan depre que es capaz de tirase sin cuerda.
Ambos y rieron y continuaron caminado.
Carlos y Elizabeth habían tenido una relación de casi un año, antes de meterse con ella, carloncho era un patita tranqui y normal; ahora es un caso perdido, con ella una experta consumada aprendió de todo y se sumergió por primera vez en un mundo de sexo salvaje, drogas hardcore, música excéntrica e ideas radicales.
Lo había cagado al pobre, ya ni se juntaba con nosotros, prefería stonearse con ella, pasar días enteros tirándosela en su departamentucho de Miraflores, amanecer sin zapatos en un parque cerca de barranco, descuidar tanto su aspecto que hasta los viejos de el peor de la clase lo consideraban un mal ejemplo.
Asi había cambiado carloncho, en menos de un año.
Y ahora estaba peor que nunca solo el deseo de morir constantemente lo mantenía vivo, Elizabeth cambio de idea un día para el otro, exprimió tanto a Carlitos que no quedo de el ni los rastros de la expresión patética que la conmovían y alentaban a corromper enseñándole lo bueno de la vida. Así que una de tantas mañanas lo despertó con un lo siento pero ya no puedo mas, esto fue bonito mientras duro, goodbye.
Entonces volvió a buscarnos, comenzaron las lamentaciones los yo no me imagino mi vida sin ella, porque porque tuvo que dejarme, se echó al completo abandono.
Ya no parecía humano, era un guiñapo de ilusiones vacías, sueños rotos y pena ajena; un alma fracturada, no quedaba más que hacer por Carlitos que enterrar su cuerpo para que descanse, porque el olor a muerto que expedía su podredumbre intempestiva ya nos comenzaba a joder a todos.
El chino era el que mas cólera hacia, si pues ahorra vuelve como un perro arrepentido tremendo emo de porquería, no, muchachos esta siendo hipócrita , nos mando al carajo por una puta loca de mierda, hay que darle la espalda como nos la dio a nosotros.
A veces, a veces escuchaba que carloncho lloraba como una hembrita, entonces iba y lo consolaba, el chino solo habla porque esta asado, sabes que cuentas con nosotros carloncho.
Gracias, gracias Mati, solo tu me entiendes, decía entre sollozos mientras se limpiaba los mocos con la manga de mi casaca, ptm que asco.

 Matías y el chino seguían caminando, Matías entonaba apasionadamente  en voz alta las canciones que escuchaba en su reproductor, si tu no estaaaas un vacio en mi interior, si tu no estas la soledad es la pasión, Al chino le daba vergüenza ajena, así que le volvió a sacar los audífonos.
-            ¡¿Que mier…?!
-            ¿Como vas en la u?
Matías paso saliva y agacho la cabeza.
-            Ya sabes huevón, mal…cagado.
Es verdad estaba cagado, al grado que algunos profesores  me pidieron que me retire de sus materias para no afectar el promedio general y que no les den una amonestación; el departamento de psicología y bienestar me cito varias veces con el motivo de indagar que me había pasado, porque había bajado tanto, soy descuidado simplemente, no tengo otra excusa, este semestre me relaje, y obvio mi mama pobrecita no sabe, si se entera me mata… pobrecita mi madre.
-         – Ponte las pilas pues
El chino me sonrió con esa sonrisa tan bonita que tiene, que homosexual soy al reconocer esto, pero es verdad.
El chino es una de esas personas que conoces y al toque te caen bien , un pata de putamadre  siempre molestándonos a todos, llamando la atención y haciendo huevada y media, el payaso del grupo, el mas atrevido.
Siguieron caminando y se toparon con Daniel.
-            Hola bro, ¿vas el sábado?
-            De todas
-           Nos vemos allá entonces
-           Chau
Matías se quedo imbécil y después de que Daniel se fue le encaro al chino:
-            ¿Como se te ocurre invitar a ese huevón?
-            Tranquilo lo hice por cortesía, además acuérdate que es del grupo y es pata…
Lo que pasa con Daniel es que me da miedo, así es, nos cayó bien y se metió al grupo porque era amigo de una ex del chino, es un pata callado, que se viste de negro y escucha trash metal con tendencias medio satánicas pero buena gente, te presta para tu pasaje, te pasa las respuestas, te ayuda.
Pero un día el chino me conto que llego a su casa, entro sin avisar a su cuarto y lo encontró destazando a un perro, mientras escuchaba su estruendosa música, se embarraba con la sangre.
El chino casi se hace la pichi de miedo ¡carajo estas enfermo! Y se largo inmediatamente.
Después Daniel lo fue a buscar y a disculparse, le dijo que era para hacer un video con unos amigos, que el perro ya estaba muerto se lo presto una amiga de veterinaria, y estupideces así, el chino como que se lo quiso creer pero desde entonces yo procuro ya no hablarle a ese loco.
No es fácil pensar en cada anochecer quizá mañana no salga el sol
Matías se despidió del chino  y continuo cantando mientras caminaba por la calle, a todo volumen.
                                                  --------------------------------
Ya era sábado, los chicos encargados del puenting llegaron con los equipos y se instalaron esperaron casi media hora hasta que se aparecieron Matías y el chino, un poco después llego Daniel y finalmente arribó Carlos.
Todos tenían algún tipo de sustancia encima, ya sea alcohol o algún tipo de droga y alucinógenos, para darse ‘valor’, estaban nerviosísimos.
-            Muy bien ¿Quién ira primero?

Matías se acerco a la baranda del puente sobre el acantilado y hecho una vista abajo,  repentinamente sintió como unas dosis de pequeñas descargas eléctricas transportadas por hormiguitas le comenzaron a subir, desde el extremo de la mínima fibra de su dedo del pie hasta la ultima fibra del pelo de su cabeza.
Estaba ahí, el vértigo lo invadió, inmediatamente retiro la vista, sus ojos entonces se posaron abruptamente sobre Daniel que también observaba el vacio con una mirada perdida pero una expresión serena.
Gente como este huevón me enferma… no debería existir, es un potencial asesino, un demente
Sus pensamientos quedaron interrumpidos por el grito que pego el chino

-           Que chu…  ¡yo voy primero!
Los encargados comenzaron a colocarle el arnés al chino, primero una especie de suspenso para las piernas, luego un arnés que era ajustado y sujetado a la medida de su anatomía y enganchado al pecho por  una cuerda principal.
Si lo empujara ahorita mientras observa por la baranda, no le haría más que un favor al mundo y a esta cochina sociedad, seria cuestión de segundos, no seria más que un accidente, quise asustarlo y perdió el equilibrio…
El chino ya estaba listo para saltar, los encargados se quedaron dándole las últimas indicaciones, y Matías estaba listo  para cometer su fechoría, se acerco poco a poco pero Daniel le clavo los ojos encima antes de que estuviera demasiado cerca.
-            No hace falta que lo intentes, igual yo pienso saltar sin cuerda
-           Jajá, ¿de que hablas loco?
Matías se dio media vuelta y se sintió entre avergonzado y ansioso, las manos le sudaban frio
Puta, que imbécil soy, es verdad, de repente el que se debe matar soy yo, soy una basura , un vago borracho y fumón, todos saben que mi futuro es incierto, nadie da ni diez míseros sentimos por mi, quizá lo mas razonable es acabar con todo esto , tratando de tocar el cielo que nunca alcanzare…
Matías de verdad lo estaba pensando, ahora observaba el vacio con una mirada perdida y una expresión serena justo como Daniel.
El chino estaba a punto de dar su salto, concentrándose y respirando hondo.
Los pensamientos de todos quedaron interrumpidos una sombra en forma de ángel se reflejaba desde el fondo del acantilado, era Carlos se paro en el borde de la baranda y extendió los brazos
-            ¡No sentiré caer al vacio, muy pronto estaré con los míos!
Instintivamente Matías y Daniel corrieron y lo bajaron de un tiron, otros dos de los encargados se le tiraron encima.
-            !sujétenlo ¡
-              ¡Suéltenme! ¡suéltenme! Ustedes no entienden, este es mi destino, ¡me voy por siempre para estar contigo!
Entre los cuatro lograron retenerlo, Daniel y Matías se miraron angustiados y a través de este intercambio por primera vez se reconocieron iguales, cada uno leyó en los ojos del otro el miedo a la muerte, pero esta comunión de almas fue cortada de un tajo, un grito desgarrador enmudeció a todos y después el horripilante eco de un golpe seco, todos voltearon a mirar.
Increíblemente la cuerda del chino se había roto.


jueves, 8 de abril de 2010

La Misma Historia

Voy a proponerles algo muy atrevido, muy poco casual, quizá muy riesgoso y es incitarles a leer estas lineas, una historia que no es la misma historia, un relato que nos habla de Luis y Luis no era un chico malo.
Luis no era de acá, era de provincia, y estudiaba en una prestigiosa universidad, una carrera de Ingenierías, póngase ‘Ingeniería de maquinas ‘, una de esas que son así bien jodidas.
El Ingeniero Rondón era un tío alto, canoso y con aires de intelectuales pero del tipo elegante.
Desde los primeros días tuvo simpatía con Luis ya que lo consideraba un muchacho vivaz y talentoso;  por el otro lado Luis Octavio Hurtado Admiraba al Ingeniero Rondón ya que lo consideraba como un maestro sabio y experimentado.
Paso el tiempo y Rondón se fue tomando confianza con los muchachos, tenia su grupo de ‘pupilos’ eran como seis o siete chicos que siempre se reunían después de clases a escuchar una extensa demagogia compuesta por sus historias y consejos.
Poco a poco la imagen que Luis tenia de Rondón, de una persona ética y profesional, un maestro dedicado, se fue desvaneciendo; pero Luis aun lo admiraba debido a que esa imagen fue reemplazada por la de un viejo lobo que se desenvolvía con astucia entre las ramas frondosas de las materias que mas les interesan a los adolescentes.
El Ingeniero Rondón sabio de todo, desde como conquistar a una dama y tener una cita romántica exitosa, hasta como llevarse a la cama a una chica que conociste la misma noche.
Durante las reuniones habituales después de clases, y después de charlar un rato, algunos de los muchachos comentaban sus experiencias, de cómo habían puesto en practica los consejos y técnicas, y de cómo estos habían funcionado.
Luis estaba muy confundido, en su familia siempre le habían inculcado a respetar a las mujeres, aunque su madre murió cuando era pequeño y no tenia hermanas, su padre un hombre honrado, muy caballero y respetado, se dedico a hacer de su hijo todo un caballerito.
Pasaban las semanas y parecía que todos tenían algo que contar a excepción de Luis.
        ¿y tú que me dices Hurtado?
        Yo profe…
        Ya nos dirás… jajá no me decepciones muchacho.
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Luis estaba ahora pensando en Emily, la conocía hace una semana en una discoteca, era amiga de una de las amigas de uno de sus amigos, si me dejo entender.
Conversaron un rato, bailaron y faltaba poquito para que se besen…
¡Diablos! ¡Luis porque serán tan marica! Se repetía a si mismo, solo con trago se armaba de valor; por eso ese fin de semana en la reunión de la casa de Santiago, Luis se emborracho desesperadamente esperando que Emily haga su aparición.
Finalmente eran las eso de las once de la noche, Luis con las justas lograba mantenerse en pie, se puso a orinar en una maceta y alguien le toco el hombro.
   Adivina quien llego…
Inmediatamente Luis se puso pálido, se guardo el paquete ensuciándose todo, pero no le importo, se limpio con la polera y avanzo decidido.
        Hola
        Hola Luis, ¿Cómo estas?
        Bien… ¿vamos afuera un rato?
Salieron, todo estaba borroso, a Luis le sudaban las manos, la música de adentro de la casa le taladraba la cabeza, pero a la vez estimulaba su adrenalina; la beso, la abrazo y comenzó a acariciarla, deteniéndose brevemente considerando que quizá había llegado muy lejos, pero Emily no decía nada, así que prosiguió luego la tomo de la mano y entraron.
        ¿Quieres ir arriba un ratito?
Le susurraba Luis al iodo mientras le respiraba suavemente por el cuello y la oreja.
        No Luis que te pasa…
        De acuerdo, como tú quieras reina.
Luis había seguido todos los consejos al pie de la letra, donde besar, donde tocar, que decir y por ultimo respetarlas y tratarlas como reinas; las mujeres  se vuelven locas y desean con frenesí  ese calor en ese instante pero frente a otras se cohíben y lo niegan, aunque mueran de deseo.
Luis no estaba dispuesto a resignarse, Tomas le dio una pastilla.
        Pónsela  en su vaso, veras como cae… cien porciento efectivo
        No se…
        Oye, ¿no quieres tener algo de acción esta noche?
       
Luego  las mujeres confían cuando uno muestra su lado sensible, se abre y comparte cosas profundas; un requisito que influye a la hora de acostarse es la confianza.

Casi todas las amigas de Emily se habían ido , Luis se quedo todo el rato acompañándola , conversando con ella, contándole historias y secretos de infancia haciéndola reír, dedicándole canciones y poemas.
Luis ya no podía esperar, en un segundo deposito la píldora en el vaso sin que Emily se de cuenta; luego de un rato Emily comenzó a abrasarlo y a cabecear, Luis aprovecho para volver a preguntar.
        ¿vamos arriba un rato?
Ella solo sonrió y lo beso.
Subieron de la mano, Rodrigo y los otros le hicieron gestos de pulgares arriba, el estaba a punto de responderles con una sonrisa picara, pero algo en su interior le metió una patada haciéndolo sentir como una mierda, así que fingió no verlos.
Entraron a la habitación y se dio rienda suelta al show; Luis al principio nerviosísimo, no podía ni moverse hasta que recordó “por fin” voy a tirar caracho, finalmente tendré “algo que contar”.
Luis no sabia muy bien lo que hacia, fue brusco y torpe, incluso Emily quiso sacárselo de encima y gritar, pero el no iba a irse con un trabajo a medias, así que le tapo la boca y puso todas sus fuerzas para contenerla.
En un lapso de breves minutos terminó, todo se le volvió nubloso y se quedo dormido.
Luis despertó y percibió claramente como un dolor profundo le quemaba desde lo mas hondo de su ser, sintiéndose así una basura humana, y no solo por la resaca sino también porque recién adoptaba conciencia del acto cometido, la cama destendida, un aroma a alcohol que se hacia dueño del reducido ambiente, unas manchas de sangre resaltaban en la superficie de las blancas sabanas.
De nuevo siente los deseos de vomitar y de morir; se compone, se lava la cara se viste y se larga.
Hurtado se ausento unos días a la universidad, y jamás logro contar su hazaña, ya casi todo el asunto había quedado en el olvido hasta que llego el fatídico día.
Al salir de la universidad, casi en la puerta estaba Emily esperándolo con dos matones.
Carajo sus hermanos, pensó y se dio media vuelta lo más rápido que pudo, completamente invadido por el pánico.
Lo vieron de lejos, lo corretearon, lo tiraron al piso y le dieron un par de patadas.
        Nuestra amiga quiere hablar contigo, no te hagas el pendejo.
        ¿Cu -cual amiga? – respondió mientras se cubría como una rata asustada.
Emily se acerco y los otros dos se alejaron.
        Luis…
        Hola Emily – respondió desde la comodidad del frio asfalto y con un labio roto- ¿Cómo estas?
  Luis estoy embarazada.
Luis Recostó su cabeza contra el piso con la mirada fija no se donde…  no, esta no puede ser la misma historia y un ¿Dios mío porque me haces esto? ¡Por una puta vez!  Mucho paso por su mente en muy Poco tiempo.
Lamentablemente, era la misma historia, el chico conoce a la chica, el chico las caga todas, el chico la hace abortar, aquí no paso nada señores.
Luis invento una serie de robos para que su padre le enviara el dinero suficiente, llevo a Emily a una clínica medianamente confiable, le realizaron la famosa intervención y luego de eso Luis volvió a su natal Arequipa y no la volvió a ver más.
Pasaron alrededor de dos años,y luis recién se entera que Emily nunca se recupero de la operación que fue mal realizada, le arruinaron el utero, tuvieron que hacerle puntos internos pero aun asi continuaron las hemorragias y se termino muriendo.
Un ex compañero de Luis lo pone al día con toda la desgracia, Luis se encuentra en lima visitando a unos tíos.
Luis esta perplejo, absorto, le pesa el alma, no quiere que su humanidad se pudra, no quiere condenarse, no sabe que hacer, necesita cortar esa gangrena emocional que le ha causado este suceso y la culpa que lo descompone poco a poco.
Por medio de contactos se consigue la dirección de la casa de Emily, dio con la casa, antes de tocar el timbre toma valor como nunca antes en su vida, piensa en un sentido pésame, ¿una disculpa quizá? O averiguar que paso, donde la enterraron…
Toca el timbre, luego de un rato la puerta se abre lentamente.
Luis se queda pálido, se le seca la boca y el corazón se le detiene por un segundo, retrocede unos pasos; del otro lado de la puerta se encuentra un ser de aspecto desagradable, un viejo con los ojos perdidos, repleto de arrugas y la expresión mas certera de un dolor infinito llevado a cuestas, no queda ni un rastro del aire de astucia y elegancia que alguna vez tuvo.
Luis volvió a leer el apellido debajo del número de la casa 223 familia Rondón Aliaga.
No hubo tiempo para nada, Luis simplemente se fue corriendo sin mirar atrás, a llorar a otra parte.