domingo, 17 de noviembre de 2013

Ni un centavo



Me dijeron que pase a la habitación; abrí la puerta con una sensación de ansiedad y confianza, la encontré tendida sobre la cama. Su cuerpo excelso brillaba sofocado de blancura inocente propia de su edad, ella estaba ahí y temerosa me ofrecía su cuerpo motivada por una voluntad personal que no era precisamente la de tenerme, sino más bien correspondía más a una necesidad de dinero. La acaricie lentamente mientras la observaba aun sin ánimos de querer desvestirme, jugaba con sus senos y con la ínfima apreciación del tacto su mirada parecía cambiar, ya no estaba asustada, sus pupilas se encendían cada vez más deseosas y a mí me fascinaba a cada paso la idea de poseer a esa mujer que había degustado solo en sueños … la que observaba al salir del trabajo pasar tan ligera vistiendo ese uniforme escolar mientras le preguntaba porque no había respondido mis cartas, ella solo sacaba su dedo del medio me lo mostraba y se iba, pero ahora pues, luego de saber en lo que anda metida y la plata que necesita, finalmente puedo hacerla mía.
Ahora puedo perpetrar la unión de los cuerpos, puedo hacer de este acto coital la cosa más exquisita que ha probado en su vida, puedo hacerle sentir un calor muy similar al amor para mi bastaran solo los instantes sobre su dermis.
Muy cauteloso recorrí su cuerpo con mis labios, la bese por cada rincón y luego sin previo aviso la penetre con mucha fuerza, me hundí en su expresión de sorpresa y dolor y en como esta fue menguando cada vez más hasta exteriorizarse en forma de gemidos de placer.
Resistí hasta que ella no pudo más y exploto en un colosal y húmedo orgasmo, probablemente el mejor de su vida hasta entonces. Solo ahí descanse y me tendí a su lado mientras ella recuperaba el aire y me contemplaba sonriente.

Sonriente le respondí: no voy a pagarte ni un centavo por esto.

viernes, 10 de mayo de 2013

Porro mañanero






No consigo descifrar porque hago lo que hago
Por qué me comporto como me comporto
Por qué traigo chicas a la casa y después de una follada me olvido de sus caras tan rápido como se olvida uno de los sueños que no tienen importancia a la mañana siguiente
Por qué no me afecta en lo absoluto no volver a verlas e incluso verlas llorar
No me afecta
Por qué en la calle me sirven siempre el café tan desabrido solo en mi casa lo tomo como a mí me gusta
No sé por qué, y me es muy difícil recordar aquellas épocas en que no era así
En que no necesitaba nada
Solo que me amen

domingo, 5 de mayo de 2013

una cerveza fría y el único disco de Jeff Buckley


Anduve tanto tiempo contemplando el espejo
Lo siento
Las lágrimas brotando del reflejo se ven tan dulces
Anduve tanto tiempo enamorada de mi
Que al momento de destruirme
De hacer añicos
Realmente sentí estupor
Luego me dije que lo sentía
Escupía disculpas al viento
Hacia los lados las pirámides convergían
Todo fue por la luz pero todo estuvo oscuro
No tenía sentido
Anduve tanto tiempo gritando gimiendo
Luego vino a golpear mi voz
Como espinas moradas llenas de sonido
En un instante comprendí
Que no existe reflejo, ni cuerpo ni voz
Solo estas palabras.

jueves, 2 de mayo de 2013

Ala Negra

ala negra es un personaje de una ficción  dentro de una ficción perteneciente al cuento 'El Hombre que ríe  ambientado en 1928 se trata de un personaje secundario perteneciente a la historia que 'el capitán' relataba a los comanches cada viaje en el autobús, decidí crear otra ficción aparte para el personaje que mas me gusto, ala negra.




Ala negra casi nunca había convivido junto a los de su especie, fue el único cachorro sobreviviente de una camada huérfana, astutamente escondida en una caverna en las afueras del tupido bosque.
desde pequeño aprendió a valerse solo, a cazar o robar comida de algunos campamentos cercanos, observaba de lejos a las manadas mas numerosas y prosperas de la región imitando vagamente sus hábitos y conducta.
como era de esperarse Ala Negra desarrollo un carácter sumamente agresivo y a la par solitario; nunca tuvo pareja y el único contacto que mantuvo con algún congénere sucedió en el marco de una brutal pelea contra un lobo mas viejo que el, Ala Negra resulto victorioso de la contienda, pero a cambio *le fue arrebata la mitad de su oreja izquierda.

Ala Negra había matado ya, sin ninguna ayuda, a dos hombres. El primero fue un aldeano que tuvo la mala suerte de extraviarse casi saliendo del bosque en medio de una tormenta de nieve. Cuando Ala Negra lo diviso, no dudo en clavarle los colmillos, y hundir sus dientes de esa sangre calientita de la que no probaba gota en una semana, fueron malos días.
El segundo fue un osado cazador de avanzada edad que le apunto con un objeto largo y de un meta brillante, Ala Negra se sintió amenazado y confió en su instinto para abalanzarse sobre el cazador, la bala solo le rozo el pelaje, fue cuestión de segundos, de un desconcierto frente al valor de ese animal, le costaron la vida, fue devorado.

Lo mismo hubiera ocurrido la mañana que descubrió al 'Hombre que ríe'  husmeando fuera de su guarida, aparentemente en busca de algún escondite. Ala Negra planeaba atacarlo desde la retaguardia pero el hombre que ríe logro sentirlo y segundo antes de que se provoque el salto, giro el cuerpo y quedo frente a frente con la enorme bestia, ambos se miraron directo a los ojos por largo rato, Ala negra nunca podrá comprender que fue lo que lo retuvo, era obvio que el hombre que ríe no se parecía en nada a las personas que el había visto, pero a el no le importaba, no lo freno su indescriptible aspecto, fueron sus ojos, desde ese momento Ala negra había hallado en ese extraño un cómplice de alma, un ser tan solo como el en el universo, un ser despreciable por sus actos pero libre de cualquier insignia de maldad en el alma, porque la soledad no siempre significa oscuridad.
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*en el texto de salinger en ningún momento hace referencia a la mitad de la oreja perdida al momento de realizar la descripción de Ala negra, es una modificación un tanto irrespetuosa que me atreví a hacer.

miércoles, 10 de abril de 2013

Ella




No puedo evitarlo, me gusta mucho ella, me gusta como habla, me gusta lo que dice,me gusta cómo se viste, me gusta como escribe y como sus gafas de sol adornan su cabeza. Tengo debilidad por su aroma y cuando su mirada impacta con la mía es difícil describir, es una coalición de estrellas.

Recuerdo que desde la primaria la observaba con detenimiento y esto me impulsaba a escribirle papelitos, con mensajes simples como hola acompañado de carita feliz pero al momento de arrojárselos algo me detenía quizá pensar en la remota posibilidad de que ella los rompiese frente a mí .
Recuerdo el día en que nos tocó como trabajo de personal social realizar una pequeña encuesta a unos cuantos bloques de la manzana donde casualmente ambas vivíamos, caminamos hasta al atardecer y ahí bajo ese sol muriente que coloreaba de naranja el cielo me tomo de la mano el camino de regreso, yo no dije nada solo me deje llevar pero era un momento perfecto que secretamente había estado añorando mucho tiempo, tenía trece años y aun así recuerdo ese como uno de mis días más felices.
A veces yo me armaba de valor y luego de media hora de reflexión y ejercicios de respiración decidía manejar en bicicleta hasta su casa, tocar el timbre y preguntarle a su mama si estaba que yo pasaba por ahí y pensé en hacerle recuerdo de alguna tarea. Casi nunca estaba, no sé qué haría después de clases, solo sé que no se encerraba en su cuarto como yo. Finalmente un día salió, saco su bicicleta y me dijo para ir a dar una vuelta.
Recorrimos todas las calles cercanas a la urbanización incluso llegamos hasta el supermercado que quedaba antes de la avenida, yo la observaba montar esa bicicleta de una forma tan ágil y sensual que estuve a punto de caerme varias veces debido a la distracción que me causaba, no se si ella lo notaba pero se reía y no paraba de decirme
-          ¿todavía no sabes manejar?
-          Jaja, no es eso… es que
-          Ay, me muero de sed
-          ¿sí? , espérame un ratito
Entre al supermercado y le compre un agua helada, su marca favorita y también un chocolate.
-          Gracias sonsa, ¿y para ti no te has comprado nada?
-          No, estoy bien no te preocupes
Y la observe tomarse su agua y comerse su chocolate con una sonrisa estúpida en mi cara.


Era curioso éramos bastante amigas, pero solo cuando nos veíamos fuera de clases, adentro de la clase ella se juntaba con otro grupo y cuando me acercaba a saludarla era seca y cortante. No entendía porque, un día decidí ir y confrontarla pero al estar a una cuadra de su casa pude ver que ya había una bicicleta en su entrada, y ella estaba conversando muy a gusto con un chico.
Como esta de más decir volví a mi casa entre sollozos, subí a mi cuarto y di un portazo. Mi madre me preguntaba si estaba bien, que abriera la puerta y le diga que había pasado, pero como esta de más decir nunca se lo dije.
Pasó algún tiempo y ella se cambió de colegio para cuarto, eso me permitió olvidarme del asunto, probé salir con chicos pero no dio ningún resultado, encontraba algo desagradable e todos y cada uno de ellos y así finalmente para quinto año ella decidió regresar, más linda que nunca.
La miraba cada vez que podía, era algo excesivo lo sé pero no podía evitarlo, a veces nuestras miradas coincidían y ella se sonreía. Me daban espasmos en el alma cada vez que eso ocurría.
Mis padres me obligaron a ir a viaje de promoción en una última esperanza de que socialice ya que nunca habían conocido algún amigo mío durante tantos años, yo la verdad no quería ir, el viaje era estar sola en diferente ciudad, diferente país pero estar sola al fin.  ¿De que sirven este tipo de experiencias si no las puedes compartir?
El segundo dia de llegar a Brasil todos mis compañeros se emborracharon brutalmente, yo leia un libro en mi alcoba del hotel, que curioso que nadie haya decidido compartirla conmigo, pero que bueno que tengo tranquilidad pensaba una y otra vez.
De pronto alguien toca con desesperación a mi puerta, me pongo de pie Intrigada y la abro, era ella.
-          Hola…
-          Hola, todos están hechos mierda, ¿puedo quedarme aquí?
-          Caro, como quieras…
Inmediatamente se tumba en mi cama y yo seguía sin poder asimilar que esto estaba sucediendo.
La deje tendida ahí, inconsciente y completamente ebria, que descanse lo que quiera mientras la observaba pero luego a mí también me comenzó a dar sueño y decidí ir a dormir junto a ella en la cama por la que había pagado.
Me acomode delante de ella, dándole la espalda, su aliento saturado de alcohol me incomodaba un poco, me dispuse a dormir hasta que  sentí sus manos abrazarme, rápida y delicadamente comenzaron a deslizarse por mis pechos.
Abrí los ojos y  gire a verla, ella permanecía con los ojos cerrados pero con una leve sonrisa, comencé a sudar sin saber qué hacer, deseaba tanto ese momento, no podía contenerme.
Cogí su mano  y comencé a besarla poco a poco, ella no reaccionaba, me metí uno de sus dedos a la boca y ella aun no parecía despertar solo sonreía, me di la vuelta y la tenía ahí cara a cara, me acerque lo más posible a su boca, roce sus labios y entonces ella comenzó a besarme.
No podía creerlo, no sabía que pasaría después solo estaba disfrutando cada segundo, no podía creer que estaba a punto de suceder, comencé a desvestirla ligeramente y a desvestirme yo, mientras la besaba por el cuello, ella aun con los ojos cerrados exclamo
-          Si, Javier…
Yo me quede inmóvil y no me dio tiempo ni de pensar en eso porque una compañera abrió abruptamente la puerta
-          ¡Oye has visto a…! ay… ay perdón chicas
Cerró la puerta al instante y ella abrió los ojos y me miró fijamente con ojos más desconcertantes que jamás han existido, como si hubiera cometido el acto más infame del mundo, como si acabara de matar una persona. No me dijo nada acomodo sus vestiduras sin mirarme y se fue cerrando de un portazo.
Quise retroceder el tiempo pero nada me quitaba lo había sentido, ahora estaba más decidida que nunca. Como era de esperarse al volver a clases ella ni me hablo ni me miro ni nada.
Aparentemente le había pagado o amenazado a la compañera que nos vio, yo quería que todos se enterasen de lo que paso, pero no podía tomarme la libertad de decirlo necesitaba su permiso, su aceptación, necesitaba saber que ella también sentía este … amor.
La vi a través del pasillo me acerque tranquila y confiadamente ella me vio y se dio la vuelta.
Mi celular vibro, acaba de llegarme un mensaje… es de ella, tiene un archivo adjunto.
Es una foto de ella tirando con su enamorado.
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domingo, 31 de marzo de 2013

Gracias por darme Poesía...

A diferencia de imágenes anteriores, visiones (que yo consideraba)

Nuestros seres desnudos
Son poesía pura
Un frenesí inquieto
Cubierto de sudor
Una ambrosía perfeccionada
Una magia perpetrada
Desde el inicio de los tiempos
Con cuanta voracidad disfrutamos del contacto

Y en este enérgico combate
Mientras me fundo con tu cuerpo
Caigo en la cuenta de que no te conozco
Mientras me abrazas tiernamente
Mientras exclamas alegorías de gloria
Me provocan ganas de dormir a tu lado
De repetir esto cada noche
De dibujar tu sonrisa
De descubrir quien eres...
Pero después me devuelvo al mundo
No sabría como amarte
No puedo ofrecerte eso
Definitivamente no es amor
Es solo el mejor sexo.

jueves, 3 de enero de 2013

Perdoname

Este cuento es de finales del año pasado, pero con este inicio este año...

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La noche se mostraba honda y de un frio incierto, las calles desoladas y los faroles parpadeando. Querías salir a dar un paseo.
Prendí un cigarro a pesar de que sabía que no te gustaba que fumase, que te hacía daño, prendí un cigarro y expulse el humo directamente contra el cielo, observando maravillada como se perdía contra la neblina.
Nos acercábamos hacia el final de la esquina, desde lejos el rumor de una canción de Vilma palma e vampiros rompía con el silencio de la noche, venia de un automóvil, algunos chicos se habrían quedado celebrando.
-          Vamos en dirección contraria
-          No
-          Vamos lejos del ruido
-          No Felipe, no.
 Permanecí inmóvil, no quería mas soledad y oscuridad desierta, me bastaba con eso en mi día  a día , quería quedarme cerca de la música, porque no quizá beber algo con los muchachos, después de todo hace poco éramos como ellos, hace tan poco tú eras tú.
-          Vamos a tomarnos algo con esos muchachos
-          ¡No! ¡Qué te pasa! ¿estás loca?
Ignorando su respuesta, empuje con todas mis fuerzas su silla de ruedas hacia la dirección del auto, el en un movimiento rápido me quito el cigarro de las manos y me lo presiono contra el brazo izquierdo.
Solté un alarido y deje de sujetar la silla, mientras él se daba la vuelta para alejarse pude notar una especie de brillo en sus ojos, estaba feliz había conseguido dañarme aunque muy superficialmente me había herido y ahora se salía con la suya.
Hubiera deseado no reaccionar así, como una niña, pero ese es el problema con nosotros, a tan avanzada edad, jamás pudimos dejar de ser niños, descubrimos que así se disfruta más pero también se sufren sus respectivas consecuencias.
Corrí hasta alcanzarle, no fue difícil, Felipe ya estás muy viejo, lo arroje de  la silla y comencé a darle puntapiés.
-          ¿¡Quien te crees viejo!? ¡A mí no me vas a cagar así!
Felipe solo se quejaba y se tapaba la cara, no decía nada, sabía muy bien que se había pasado de la raya y ahora estaba siendo castigado, yo ya estaba harta de soportar  todas sus cosas de cumplirle sus caprichos, de llevarlo aquí o allá, yo ya estaba harta y cada patada lo demostraba; Pero el al parecer el estaba harto también por eso con toda la fuerza de sus brazos que alguna vez me estrujaron hasta dejarme sin aliento, me agarro de la pierna  y jalo hasta conseguir que resbale y caiga alrededor suyo.
Cerré los ojos me golpeé muy fuerte la cabeza, volví a abrirlos esperando lo peor pero no sucedió nada de lo que pensaba, Felipe al lado abrió también los ojos y repentinamente se incorporo ante mi sorpresa, sentado observo a su alrededor todo como si lo estuviese viendo por primera vez, contemplo por largo rato una botella de plástico vacía tirada en medio de la vista, durante ese momento yo intente moverme pero mi cuerpo no respondía, especialmente mis piernas, carajo no me habré roto la columna, Felipe voltio a verme como si hubiera leído mis pensamientos y puedo jurar que me dio la impresión que esbozo una leve sonrisa.
Lo vi ponerse de pie sin mayor dificultad, sentí una mezcla de asombro y pánico, luego de tantos años, y ahora que va a ser de mí.
Me contemplo largo rato en el piso, sin poder moverme absorbió mi miedo y mi vulnerabilidad pero permaneció con la expresión intacta como la compasión que tendría un animal de otro de su especie, se dirigió hacia la botella vacía y la pateo con todas sus fuerzas, reboto en la vereda y regreso hacia el otro lado de la calle expandiendo una ola de ecos, una sinfonía de pequeños golpecitos que destruyeron la calma e hicieron que la música de Vilma palma se acabara.
Felipe se acerco a mí, creí que me ayudaría a levantarme, pero comenzó a patearme sin que yo tuviera la menor sospecha, así era él, impulsivo, mientras sentía su duro zapato impactar con diferentes partes de mi cuerpo solo atine a cubrirme y a implorar que me perdonase, que me perdonase por todo.
Volví a sentir un dolor en la cabeza y abrí los ojos estaba ahí recostada y Felipe a mi lado junto a su silla de ruedas, creí que se trataba de un sueño hasta que me levante y comprobé que mis extremidades respondían, entonces me dispuse a despertarlo para irnos a  de vuelta a casa, lo subí con dificultad a la silla y lo conduje.
Faltando una cuadra para llegar note que no se movía, cogí su mano y estaba helada, los ojos se me pudieron vidriosos y me acerque a su oído para susurrarle: Perdóname.