martes, 4 de mayo de 2010

Corrosivo





Termino la clase, un frio incalculable se filtraba por el mínimo orificio de mi ropa, deambulaba por mi ser y ocasionaba que me palpitaran los huesos; Era tarde y caminaba por las calles junto a Daniel quien muy amablemente me ofreció un cigarrillo de canela, el favorito de mi clan.
De pronto la atmosfera nocturna adquirió matices insospechados, me hallaba ahora nerviosísima, y no es porque me gustara Daniel ni nada o quizás si, quien sabe porque yo no lo sabia y me termine el cigarrillo mas rápido de lo esperado.
 Hablamos de nuestros asuntos, finalmente llego su bus y nos despedimos; Lo que me pareció rarísimo después de terminado el dulce cigarrillo, mi boca aun Expedia bocanadas extensas de humo, pensé que quizá no había expulsado todo, decidí no prestarle atención y aborde mi bus que llego breves minutos después.
Ya viajando en el transporte publico, mientras observaba por la ventana pude notar que aun me salía humo, era irremediable respiraba y exhalaba humo, mientras mas pensaba en la sencilla y biológica acción de respirar, mas me confundía, trate de retenerlo para que nadie se de cuenta, pero el humo atiborraba las paredes de mi boca, era bastante desagradable, pude sentir sobre mi las miradas extrañadas de todos los presentes.
Decidí bajarme casi al vuelo, arrojándole el peaje al cobrador y tosiendo, ya abajo solo desee que el bus se fuera lo más rápido posible.
Camine un poco, el mecanismo se repetía, era increíble sentí deseos de quitarme todo, abrirme y arrancarme los pulmones, pero tenia mucho frio y además por la zona en la que estaba no hubiera sido muy apropiado.
Llegue al puente sobre el rio chili, eche un vistazo hacia abajo, su caudal se encontraba sereno, dulcemente el agua alcanzaba a acariciar las rocas que atravesaba, cubriéndolas suavemente mientras la luna se reflejaba en este, una clase de esplendor casero y poco notorio.
No pretendía lanzarme, no moriré, solo conseguiría mojarme mucho, luego luchar desesperadamente por salir, y pasar un tiempo en cama llena de malestar, quizá en el peor de los caso quebrarme algunos huesos  o quedar inconsciente y servir de balsa para las ratas.
Di un suspiro largo y hondo, quería que se dejara salir todo, pero no sucedió así, continuaba; ¿Cómo explicaría esto a mis padres al llegar a casa? Alguna vez me dijeron que destilaba veneno, pero nunca pensé que llegaría a concretarse literalmente; me llevarían al hospital, los doctores quedarían desconcertados y yo solo bajaría la cabeza, me realizarían estudios, por ultimo me abrirían y se enterarían de toda mi vida, de todas las sustancias que ingrese a mi organismo, de todas las cosas malas que he hecho, que he dicho, que he pensado, que he callado, de todo el frio que he tenido y todos los cigarros que he fumado;  ya no podría nuca mas vivir con la frente en alto era un fin terrible e indeseable, pero al parecer inevitable.
Este es mi castigo y sospecho que tardaran al menos diecinueve años en extraer todo el mal corrosivo de mi cuerpo, entonces volvería a estar limpia.
 Pero diecinueve años es mucho tiempo, y nunca he sido buena para esperar, decidí aguantar la respiración hasta perder la conciencia y ver que pasaba, pero en concursos de aguantar la respiración tampoco nunca me he destacado, lo intentare una vez mas, y así lo hice, fueron quizá tres minutos o cuatro, no se no recuerdo, solo recuerdo que todo se puso borroso, caí al suelo y lo ultimo que alcance a ver fue la imagen difuminada de dos hombres acercándose hacia mí.