jueves, 28 de agosto de 2014

El Pintor (Parte I)

el día comenzó distinto a los demás para Javier, la mañana trajo consigo un aroma prometedor, desde el café del desayuno hasta la brisa del malecón que golpeo su cara durante el recorrido en bicicleta hacia su estudio.

Para Jimena el día comenzó de manera distinta también; los colores lucían sus tonos mas intensos, era una mañana inspiradora, por fin daría el primer paso para presentar esa tan ansiada denuncia.

llego al edificio, se bajo de la bicicleta y la encadeno junto a la de los otros inquilinos, subió los tres pisos que siempre olían a limpiatodo y a genuina humedad añeja de lima. llego a el departamento abrió la puerta y se dirigió a la habitación donde quedaba su estudio, solo le basto empujar la puerta, se sorprendió al descubrir que había olvidado ponerle llave.
El Perfume de la humedad gris fusionado con el de la pintura seca le dio la bienvenida. Dio un rápido paneo visual a sus últimos trabajos, todos eran trabajos que  él consideraba un esfuerzo mediocre en pos de retratar los cuerpos de antiguos amores, casi lo que alcanzaba a recordar de algunas de sus amantes en sus épocas mas viriles, quizá cuatro o cinco años atrás.
Coloco un lienzo nuevo sobre su caballete y se dispuso a finalmente retratar un desnudo que le otorgue la conformidad que tanto estaba buscando.

llego a la dirección que su amiga le había escrito en una servilleta, observo el edifico frente a ella con ojos un tanto ansiosos. La puerta principal estaba abierta, subió por las escaleras y en el segundo piso estuvo a punto de cambiar de opinión y regresar, su adicción a las series televisivas de crímenes e investigaciones le dictaminaba que ese edificio podría ser un escenario ideal para un crimen horrendo, al instante escucho pasos de alguien que subía las escaleras detrás de ella, esto la forzó a pensar rápido y dejar los pensamientos intimidantes, llego al departamento 301, tocó el timbre y espero durante dos minutos pero no hubo respuesta.

Los colores base estaban listos, introdujo un pincel de pelos de vizcacha sobre la paleta llena de la mezcla de una manera casi erótica, lo saco y comenzó a poblar el lienzo de un color amarillo mortecino, en eso el timbre suena otra vez, maldición, pensó mientras soltaba el pincel y caía disparando gotitas sobre sus bermudas para terminar sobre su pie derecho, molesto se dirigió al baño para sacarse la pintura de la ropa y de la piel.


Parece que no hay nadie, se dio media vuelta y se topo de bruces con una señora bajita, que al igual que ella, pretendía entrar solo que ella tenia llaves.

- ¿ A quien buscas mamita?
- hola, al señor rodriguez, abogado.
- a ver pasa pasa, mira si esta.


CONTINUARA .

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