Rayos, ahí está de nuevo, a pesar de que me esfuerzo en
pensar en otros asuntos mis ojos vuelven a recaer en él, esta guapísimo.
Me imagino que me sonríe y se me
acerca, se sienta a mi lado y quizá me hace conversación acerca de qué tipo de
música me gusta puesto que estoy con audífonos, que deliciosa coincidencia nos
gustan las mismas bandas y así hablamos y hablamos, luego decide bajarse
conmigo y me acompaña hasta mi casa, su aroma es profundo y exquisito, oh Dios
es tan guapo ¿Pensara que soy bonita? ¿me sonreirá si le sonrio? Si tan solo me
sonriera en este instante me acercaría y le hablaría, es más seria capaz de
estamparle un beso así de la nada, podría morir feliz… oh me ha visto por un
segundo, mi corazón se congela, que vergüenza seguro noto que le estaba viendo,
no importa hazte la loca, vuelvo a mirarlo y él está viendo por la ventana,
quizá ni le importo, claro que no le importo, ni siquiera sabe quién soy, tenía
que verme así con la peor ropa que tengo puesta y después de una mañana de
cansancio. ¿Qué edad tendrá? ¿de dónde será? Porque no vuelve a mirarme y me
sonríe para matarme de una vez , de pronto el autobús se detiene y el se baja
sin mirarme, allí se va el amor de mi vida.
No estaba pensando en nada hasta que la vi.
Al principio no muy convencido, trate de seguir pensando en
mis cosas pero por accidente volví a verla , sentada muy delicadamente hablando
con ese imbécil con el que se subió, espero no sea su enamorado, ella es una
belleza y él es un tipo gordo e imbécil que habla gritando. Miro por la ventana
para asegurarme de que no me he pasado de donde debo bajarme, levemente muevo
las pupilas hacia donde esta ella y vuelve a capturarme, debo ser rápido para
que no de cuenta que la estoy observando, escucha con tanta delicadeza,
asiente, sus rizados cabellos bailan con el
viento que ingresa por la ventana semi abierta de su costado, su rostro
me impulsa a expulsarle los mas bellos adjetivos y a atribuirle la mayoría de
las virtudes, es hermosa y me castiga con una mirada furtiva y coqueta … quizá
piense que soy un enfermo, un acosador, me pongo nervioso y dejo de verla . el
gordo acaba de decir ‘baja en la esquina’ dos pinzas me aprietan el corazón , se ha
ido, acaba de bajarse y no logre decirle nada, no logre quitarle nada, ni
siquiera su nombre.