miércoles, 10 de abril de 2013

Ella




No puedo evitarlo, me gusta mucho ella, me gusta como habla, me gusta lo que dice,me gusta cómo se viste, me gusta como escribe y como sus gafas de sol adornan su cabeza. Tengo debilidad por su aroma y cuando su mirada impacta con la mía es difícil describir, es una coalición de estrellas.

Recuerdo que desde la primaria la observaba con detenimiento y esto me impulsaba a escribirle papelitos, con mensajes simples como hola acompañado de carita feliz pero al momento de arrojárselos algo me detenía quizá pensar en la remota posibilidad de que ella los rompiese frente a mí .
Recuerdo el día en que nos tocó como trabajo de personal social realizar una pequeña encuesta a unos cuantos bloques de la manzana donde casualmente ambas vivíamos, caminamos hasta al atardecer y ahí bajo ese sol muriente que coloreaba de naranja el cielo me tomo de la mano el camino de regreso, yo no dije nada solo me deje llevar pero era un momento perfecto que secretamente había estado añorando mucho tiempo, tenía trece años y aun así recuerdo ese como uno de mis días más felices.
A veces yo me armaba de valor y luego de media hora de reflexión y ejercicios de respiración decidía manejar en bicicleta hasta su casa, tocar el timbre y preguntarle a su mama si estaba que yo pasaba por ahí y pensé en hacerle recuerdo de alguna tarea. Casi nunca estaba, no sé qué haría después de clases, solo sé que no se encerraba en su cuarto como yo. Finalmente un día salió, saco su bicicleta y me dijo para ir a dar una vuelta.
Recorrimos todas las calles cercanas a la urbanización incluso llegamos hasta el supermercado que quedaba antes de la avenida, yo la observaba montar esa bicicleta de una forma tan ágil y sensual que estuve a punto de caerme varias veces debido a la distracción que me causaba, no se si ella lo notaba pero se reía y no paraba de decirme
-          ¿todavía no sabes manejar?
-          Jaja, no es eso… es que
-          Ay, me muero de sed
-          ¿sí? , espérame un ratito
Entre al supermercado y le compre un agua helada, su marca favorita y también un chocolate.
-          Gracias sonsa, ¿y para ti no te has comprado nada?
-          No, estoy bien no te preocupes
Y la observe tomarse su agua y comerse su chocolate con una sonrisa estúpida en mi cara.


Era curioso éramos bastante amigas, pero solo cuando nos veíamos fuera de clases, adentro de la clase ella se juntaba con otro grupo y cuando me acercaba a saludarla era seca y cortante. No entendía porque, un día decidí ir y confrontarla pero al estar a una cuadra de su casa pude ver que ya había una bicicleta en su entrada, y ella estaba conversando muy a gusto con un chico.
Como esta de más decir volví a mi casa entre sollozos, subí a mi cuarto y di un portazo. Mi madre me preguntaba si estaba bien, que abriera la puerta y le diga que había pasado, pero como esta de más decir nunca se lo dije.
Pasó algún tiempo y ella se cambió de colegio para cuarto, eso me permitió olvidarme del asunto, probé salir con chicos pero no dio ningún resultado, encontraba algo desagradable e todos y cada uno de ellos y así finalmente para quinto año ella decidió regresar, más linda que nunca.
La miraba cada vez que podía, era algo excesivo lo sé pero no podía evitarlo, a veces nuestras miradas coincidían y ella se sonreía. Me daban espasmos en el alma cada vez que eso ocurría.
Mis padres me obligaron a ir a viaje de promoción en una última esperanza de que socialice ya que nunca habían conocido algún amigo mío durante tantos años, yo la verdad no quería ir, el viaje era estar sola en diferente ciudad, diferente país pero estar sola al fin.  ¿De que sirven este tipo de experiencias si no las puedes compartir?
El segundo dia de llegar a Brasil todos mis compañeros se emborracharon brutalmente, yo leia un libro en mi alcoba del hotel, que curioso que nadie haya decidido compartirla conmigo, pero que bueno que tengo tranquilidad pensaba una y otra vez.
De pronto alguien toca con desesperación a mi puerta, me pongo de pie Intrigada y la abro, era ella.
-          Hola…
-          Hola, todos están hechos mierda, ¿puedo quedarme aquí?
-          Caro, como quieras…
Inmediatamente se tumba en mi cama y yo seguía sin poder asimilar que esto estaba sucediendo.
La deje tendida ahí, inconsciente y completamente ebria, que descanse lo que quiera mientras la observaba pero luego a mí también me comenzó a dar sueño y decidí ir a dormir junto a ella en la cama por la que había pagado.
Me acomode delante de ella, dándole la espalda, su aliento saturado de alcohol me incomodaba un poco, me dispuse a dormir hasta que  sentí sus manos abrazarme, rápida y delicadamente comenzaron a deslizarse por mis pechos.
Abrí los ojos y  gire a verla, ella permanecía con los ojos cerrados pero con una leve sonrisa, comencé a sudar sin saber qué hacer, deseaba tanto ese momento, no podía contenerme.
Cogí su mano  y comencé a besarla poco a poco, ella no reaccionaba, me metí uno de sus dedos a la boca y ella aun no parecía despertar solo sonreía, me di la vuelta y la tenía ahí cara a cara, me acerque lo más posible a su boca, roce sus labios y entonces ella comenzó a besarme.
No podía creerlo, no sabía que pasaría después solo estaba disfrutando cada segundo, no podía creer que estaba a punto de suceder, comencé a desvestirla ligeramente y a desvestirme yo, mientras la besaba por el cuello, ella aun con los ojos cerrados exclamo
-          Si, Javier…
Yo me quede inmóvil y no me dio tiempo ni de pensar en eso porque una compañera abrió abruptamente la puerta
-          ¡Oye has visto a…! ay… ay perdón chicas
Cerró la puerta al instante y ella abrió los ojos y me miró fijamente con ojos más desconcertantes que jamás han existido, como si hubiera cometido el acto más infame del mundo, como si acabara de matar una persona. No me dijo nada acomodo sus vestiduras sin mirarme y se fue cerrando de un portazo.
Quise retroceder el tiempo pero nada me quitaba lo había sentido, ahora estaba más decidida que nunca. Como era de esperarse al volver a clases ella ni me hablo ni me miro ni nada.
Aparentemente le había pagado o amenazado a la compañera que nos vio, yo quería que todos se enterasen de lo que paso, pero no podía tomarme la libertad de decirlo necesitaba su permiso, su aceptación, necesitaba saber que ella también sentía este … amor.
La vi a través del pasillo me acerque tranquila y confiadamente ella me vio y se dio la vuelta.
Mi celular vibro, acaba de llegarme un mensaje… es de ella, tiene un archivo adjunto.
Es una foto de ella tirando con su enamorado.
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