No puedo evitarlo, me gusta mucho ella, me gusta como habla, me gusta lo que dice,me gusta cómo se viste, me gusta como escribe y como sus gafas de sol adornan su cabeza. Tengo debilidad por su aroma y cuando su mirada impacta con la mía es difícil describir, es una coalición de estrellas.
Recuerdo que desde la primaria la observaba con detenimiento
y esto me impulsaba a escribirle papelitos, con mensajes simples como hola
acompañado de carita feliz pero al momento de arrojárselos algo me detenía quizá
pensar en la remota posibilidad de que ella los rompiese frente a mí .
Recuerdo el día en que nos tocó como trabajo de personal
social realizar una pequeña encuesta a unos cuantos bloques de la manzana donde
casualmente ambas vivíamos, caminamos hasta al atardecer y ahí bajo ese sol
muriente que coloreaba de naranja el cielo me tomo de la mano el camino de
regreso, yo no dije nada solo me deje llevar pero era un momento perfecto que
secretamente había estado añorando mucho tiempo, tenía trece años y aun así
recuerdo ese como uno de mis días más felices.
A veces yo me armaba de valor y luego de media hora de reflexión
y ejercicios de respiración decidía manejar en bicicleta hasta su casa, tocar
el timbre y preguntarle a su mama si estaba que yo pasaba por ahí y pensé en
hacerle recuerdo de alguna tarea. Casi nunca estaba, no sé qué haría después de
clases, solo sé que no se encerraba en su cuarto como yo. Finalmente un día salió,
saco su bicicleta y me dijo para ir a dar una vuelta.
Recorrimos todas las calles cercanas a la urbanización incluso
llegamos hasta el supermercado que quedaba antes de la avenida, yo la observaba
montar esa bicicleta de una forma tan ágil y sensual que estuve a punto de
caerme varias veces debido a la distracción que me causaba, no se si ella lo
notaba pero se reía y no paraba de decirme
-
¿todavía no sabes manejar?
-
Jaja, no es eso… es que
-
Ay, me muero de sed
-
¿sí? , espérame un ratito
Entre al supermercado y le compre un agua helada, su marca
favorita y también un chocolate.
-
Gracias sonsa, ¿y para ti no te has comprado
nada?
-
No, estoy bien no te preocupes
Y la observe tomarse su agua y comerse su chocolate con una
sonrisa estúpida en mi cara.
Era curioso éramos bastante amigas, pero solo cuando nos veíamos
fuera de clases, adentro de la clase ella se juntaba con otro grupo y cuando me
acercaba a saludarla era seca y cortante. No entendía porque, un día decidí ir
y confrontarla pero al estar a una cuadra de su casa pude ver que ya había una
bicicleta en su entrada, y ella estaba conversando muy a gusto con un chico.
Como esta de más decir volví a mi casa entre sollozos, subí
a mi cuarto y di un portazo. Mi madre me preguntaba si estaba bien, que abriera
la puerta y le diga que había pasado, pero como esta de más decir nunca se lo
dije.
Pasó algún tiempo y ella se cambió de colegio para cuarto,
eso me permitió olvidarme del asunto, probé salir con chicos pero no dio ningún
resultado, encontraba algo desagradable e todos y cada uno de ellos y así
finalmente para quinto año ella decidió regresar, más linda que nunca.
La miraba cada vez que podía, era algo excesivo lo sé pero
no podía evitarlo, a veces nuestras miradas coincidían y ella se sonreía. Me daban
espasmos en el alma cada vez que eso ocurría.
Mis padres me obligaron a ir a viaje de promoción en una última
esperanza de que socialice ya que nunca habían conocido algún amigo mío durante
tantos años, yo la verdad no quería ir, el viaje era estar sola en diferente
ciudad, diferente país pero estar sola al fin. ¿De que sirven este tipo de experiencias si no
las puedes compartir?
El segundo dia de llegar a Brasil todos mis compañeros se
emborracharon brutalmente, yo leia un libro en mi alcoba del hotel, que curioso
que nadie haya decidido compartirla conmigo, pero que bueno que tengo
tranquilidad pensaba una y otra vez.
De pronto alguien toca con desesperación a mi puerta, me
pongo de pie Intrigada y la abro, era ella.
-
Hola…
-
Hola, todos están hechos mierda, ¿puedo quedarme
aquí?
-
Caro, como quieras…
Inmediatamente se tumba en mi cama y yo seguía sin poder
asimilar que esto estaba sucediendo.
La deje tendida ahí, inconsciente y completamente ebria, que
descanse lo que quiera mientras la observaba pero luego a mí también me comenzó
a dar sueño y decidí ir a dormir junto a ella en la cama por la que había
pagado.
Me acomode delante de ella, dándole la espalda, su aliento saturado
de alcohol me incomodaba un poco, me dispuse a dormir hasta que sentí sus manos abrazarme, rápida y
delicadamente comenzaron a deslizarse por mis pechos.
Abrí los ojos y gire
a verla, ella permanecía con los ojos cerrados pero con una leve sonrisa, comencé
a sudar sin saber qué hacer, deseaba tanto ese momento, no podía contenerme.
Cogí su mano y comencé
a besarla poco a poco, ella no reaccionaba, me metí uno de sus dedos a la boca
y ella aun no parecía despertar solo sonreía, me di la vuelta y la tenía ahí cara
a cara, me acerque lo más posible a su boca, roce sus labios y entonces ella comenzó
a besarme.
No podía creerlo, no sabía que pasaría después solo estaba
disfrutando cada segundo, no podía creer que estaba a punto de suceder, comencé
a desvestirla ligeramente y a desvestirme yo, mientras la besaba por el cuello,
ella aun con los ojos cerrados exclamo
-
Si, Javier…
Yo me quede inmóvil y no me dio tiempo ni de pensar en eso
porque una compañera abrió abruptamente la puerta
-
¡Oye has visto a…! ay… ay perdón chicas
Cerró la puerta al instante y ella abrió los ojos y me miró
fijamente con ojos más desconcertantes que jamás han existido, como si hubiera cometido
el acto más infame del mundo, como si acabara de matar una persona. No me dijo
nada acomodo sus vestiduras sin mirarme y se fue cerrando de un portazo.
Quise retroceder el tiempo pero nada me quitaba lo había
sentido, ahora estaba más decidida que nunca. Como era de esperarse al volver a
clases ella ni me hablo ni me miro ni nada.
Aparentemente le había pagado o amenazado a la compañera que
nos vio, yo quería que todos se enterasen de lo que paso, pero no podía tomarme
la libertad de decirlo necesitaba su permiso, su aceptación, necesitaba saber
que ella también sentía este … amor.
La vi a través del pasillo me acerque tranquila y
confiadamente ella me vio y se dio la vuelta.
Mi celular vibro, acaba de llegarme un mensaje… es de ella,
tiene un archivo adjunto.
Es una foto de ella tirando con su enamorado.
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