viernes, 16 de julio de 2010

Miedo

fotografia de archivo perteneciente a Jose Carlos Chihuan

-          Tengo miedo
-          Shh, cállate y déjate de mariconadas.

Joseph tenía apenas dieciséis años, este no era su primer asalto pero de alguna manera la atmosfera cargada y tensa pesaban sobre su cabeza, un presentimiento negativo, una mala espina se abría paso a través de su angustiosa garganta.
Arriero de veintitrés y Jafo de veinte aguardaban tras un automóvil estacionado al frente de la calle, eran casi las dos de la mañana y en los huesos alcanzaba a sentirse el dolor del paso del aire helado de la madrugada, ampliaba grietas, hacia rechinar los dientes, y el compas absorto del latido de alguno de sus corazones parecía detener el tiempo.
Jafo saco un espejo de su polvoriento bolsillo y lo apunto hacia el poste que alumbraba la calle, lucho recibió la señal enseguida, codeo al muchacho, se levanto y avanzo firme y decido.
Joseph se había orinado. Como era de noche nadie se dio cuenta, o quizá a nadie le importaba, no había tiempo para pensar en cojudeces, se limpio las sudorosas manos mas mojadas que sus pantalones contra la polera, se puso la capucha y avanzo temeroso e indeciso.
La camioneta se detuvo frente al edificio; Joseph y Lucho se encontraban ya muy cerca, ni tiempo les die de bajarse a los pobres, ni cuenta se dieron de lo que se les venia.
-          ¡ Esto es un asalto carajo ¡
El periodista y su chofer sonrieron temerosamente.
-          Debe tratarse de una broma…
-          ¿no han escuchado? ¡bájense del carro mierda!
Joseph permanecía callado, con la mirada gacha pero apuntando firmemente el arma.
Se acercaron Jafo junto a Arriero y acogotaron a las victimas a punta de navaja mientras Lucho y Joseph registraba el vehículo. Se procedo a abrir la maletera, Lucho realizaba la labor con exhaustivo detalle pero a la vez con una rapidez impresionante y Joseph le hacia la guardia, instintivamente sus ojos se posaron por segundos sobre Jafo y el chofer.

Jafo, gordo querido, zambo y fumón empedernido.
Siempre haciéndonos cagar de risa cuando la pasábamos mal, saliendo con ideas locas para conseguir mas plata, burlándose de mi por ser el mas guagüito y el mas inocentón. ¡Su jale tenia nomas el gordo! nunca faltaban flacas en su habitación y
Nunca faltaba brillo en sus ojos.

El chofer introdujo su mano muy disimuladamente mientras Jafo observaba muy sonriente el botín que Lucho mostraba cachaciento.

Lucho… lucho me había enseñado todo lo que se, lucho me rescato y me llevo a vivir con todos, siempre mostrándose como el malo, un rostro fiero y un ímpetu impenetrable pero tenia un gran corazón el huevón, mas que mi primo lucho era como mi hermano mayor, solo me llevaba dos años, pero parecía que la experiencia de la vida le atribuía muchos mas.

Todo se produjo con la velocidad de un parpadeo, el chofer levanto una pequeña pistola y disparo, la bala le atravesó a Jafo la cabeza de una manera tal que no le dio ni tiempo para borrar la sonrisa de su ahora desencajado rostro sobre el piso.
-          ¡No!
Joseph apunto hacia el asesino, nunca en su vida había estado tan determinado en matar a alguien pero antes de que presionara el gatillo otra bala impacto al chofer derribándolo y obligándole a soltar un horrible alarido.
Fue Lucho , con el rostro deformado por la furia , se acerco con suma frialdad en sus pasos para dar el tiro de gracia , sin piedad alguna disparo una y otra vez a la cabeza del chofer, reduciendo su cráneo a una mezcla amorfa de fragmentos de hueso, sesos y sangre. Joseph se orino y ahora quería vomitar.
Arriero observaba horrorizado mientras apretujaba la navaja al cuello del periodista y con la otra mano le tapaba la boca conteniendo sus gritos de pánico.

Al Arriero siempre lo jodían por feo y por ‘Arreola’, pero no hablamos de un feo cualquiera, era mas feo que tomarse un licuado de bilis con menudencias, esquelético, negro y con una barba prominente, estaba un poquito loco y aunque era el mayor de todos no pensaba mucho, solo cumplía lo que se le mandaba y lo cumplía muy bien.

-          Bájatelo , todo salió mal
-          Pero Lucho …
-          ¡Degüéllalo  carajo!  igual ya estamos cagados.

Casi como practicando un arte , Arriero deslizo la navaja por la yugular del periodista quien se estremeció grotescamente tratando de lanzar un aullido ahogado que se iba desvaneciendo en medio de las gárgaras que hacia su propia sangre.
-          Vámonos de acá
Inmediatamente después de sugerir la huida, el rumor del sonido de las sirenas se metió por los oídos de todos paralizando sus sentidos, un patrullero que vigilaba la zona se hacia presente gracias a la bulla que desato la balacera.
Arriero y Joseph corrieron haciendo uso de todas sus fuerzas, ni siquiera notaron que Lucho ni se movió, contemplaba el cadáver de su amigo, su entrañable gordito, en un rictus de compasión y ternura.
-          No te dejare …
A Lucho le salió una bala por el brazo, y otra por la pierna y aun así se mantenía en pie con la mirada fija quizá enfrentando por fin su inevitable desenlace, finalmente una bala le salió por la nuca cayo entonces vencido , sin gritar , sin suplicar por su vida y sin cerrar los ojos.
Al Arriero lo agarro una bala detrás de en la canilla, atrás y tropezó.
-          ¡Corre chibolo, corre! ¡Sálvate!
No paro de gritar hasta que el sonido de un segundo disparo silencio su suplica.
Joseph se detuvo cansado solo por un instante, sentía que de no hacerlo su corazón se le saldría por la boca; lo pensó y en un acto de supervivencia se arrodillo y levanto las manos, los policías lo alcanzaron, fue tirado contra el pavimento y le cayeron un par de patadas y puñetes, lo esposaron y le condujeron de los pelos hasta el interior del patrullero.
Cuando optas por vivir como un criminal, pierdes el derecho a absolutamente todo, ¿trato humano? Más te valdría estar muerto.
Las palabras que alguna vez Lucho pronuncio rebotaban en la cabeza de Joseph
 No, mejor piensa en lo que hubiera dicho Lucho si hubiera tenido suerte, si hubiera estado aquí conmigo… “para la próxima vez no te olvides de revisar si alguno trae un arma huevón”.
A través de la ventana observaba las calles que muy pronto dejarían de se suyas, ese seria el trayecto mas corto del mundo y luego al pensar en todo lo que le deparaba se dio cuenta que estaba equivocado al pensar que lucho no había tenido suerte, ahora estaba mas solo que nunca, saboreo una amarga sensación que superaba todas las que había experimentado en su vida, conocía por primera vez lo que era el miedo y deseaba tanto estar como sus amigos, bien muerto.

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