viernes, 16 de julio de 2010

Proceso




Lo primero era una sensación de que me hallaba sola justo como cuando naci ; algunos me dijeron que resultaba imposible el hecho de que lo recordase, que quizá era un falso recuerdo inducido por uno de todos los viajes auspiciados por sustancias narcóticas que he tenido; sin embargo claramente lo recuerdo(…)
Me vuelve ahora a la cabeza, quizás con la forma de un sueño.
Mi retina chocaba con el umbral de la luz por primera vez e inmediatamente procedí a cerrar los ojos  por miedo, por negación. Me había acostumbrado a mi envoltura acuosa, mi húmedo y confortable ambiente intrauterino, al cálido vientre de mi madre  me había adaptado tan bien, que este nuevo paso a otra modalidad de vida me aterraba.
Naci por fin, llore y llore desconsolada con una angustia encima que apretujaba mi pequeño corazón, con esa sensación de que me hallaba sola, arrojada a la vida abruptamente y antes de tiempo, a un universo de existencia compleja y desmesurada. El doctor, las enfermeras, mi madre y quizá mi padre en la sala de espera, estaban ahí pero no significaban nada, yo no había desarrollado la inteligencia como para reconocer o establecer algún vinculo con alguien por eso me sentía sola, me hallaba sola en este mundo y mi llanto era quizás un rumor sordo y desesperado que paso desapercibido para todos.
Después de recordar  mi primera sensación  de soledad y desconcierto vino inmediatamente el frio;  una calidad fuertísima de enfriamiento que nunca antes había experimentado, mi cuerpo se transformaba poco a poco en un trozo de hielo y repentinamente todo el calor que aun almacenaba mi organismo se esfumo de mi cuerpo tan rápido como la sonrisa de mi madre de su apacible rostro cuando le conté mis planes para el futuro, aun lo recuerdo.
Mi temperatura corporal armonizo perfectamente con la del ambiente, era una oscura tarde de invierno justo como me gustaban y ahora me sentía una figura pálida y muy poco decorativa sobre un fondo ornamental, un objeto.  Con mucha dificultad conseguí levantarme  y me dispuse a parar este proceso, buscar prendas abrigadoras para consolarme. Camine un poco pero me maree bastante, definitivamente algo no andaba bien conmigo, percibí la extrema dificultad que me resulta la acción mas simple, como abrir la gaveta y coger la ropa con las entumidas manos, tenia una especie de impedimento intangible, inexplicable y que me cuesta mucho describir, me faltaban fuerzas o se trataba también de una rigidez involuntaria y constante. Los minutos se volvieron horas, perdí la noción del tiempo  cuando note que oscureció por completo y entonces decidí desistir de la tarea, el frio se volvía cada vez parte de mi, una carga tolerable pero en cambio me dejaba una sed que flagelaba mis sentidos; las cavidades de mi boca se encontraban completamente secas y mi lengua era ahora un ente pastoso y pesado.  Hubiera dado todo lo poco que me quedaba por probar solo una gota de agua pero es que todo se me volvió confuso, comencé a olvidar gradualmente detalle a detalle todo respecto a todo, no recordaba nada sobre mi vida, no recordaba donde quedaba la cocina,  no recordaba como servirme agua, comencé a olvidarme del día y de la noche, del tiempo y del espacio. No sabía donde rayos estaba y me olvide hasta de mi nombre, pero no quien era.   
Reuní mis últimos esfuerzos y me acerque hacia esa cosa brillante, esa cosa que mostraba mi reflejo, para contemplar lo que quedaba de mi, los restos bien armados de este ahora espantoso ser, los vestigios innegables de alguien que alguna vez canto en la iglesia, se enamoró, contemplo la lluvia desde la ventana del autobús mientras masticaba chicle, compartió quizá contigo alguna mirada cómplice, rió hasta mas no poder, cedió ante sus instintos, se sintió sola, lloro en silencio, cometió errores y se dio también por vencida. 
La imagen mórbida en que me había convertido no me asustaba, vagamente alcanzaba a reconocerla, además que mi visión tenia cada vez un rango mas limitado dado que mis globos oculares se sumergían poco a poco en las cuencas de mis ojos , me arranque la blusa que llevaba puesta con movimientos torpes y secos para sentirme real por ultima vez , me di la vuelta  mientras observaba aun mi cuerpo, aparecieron ya avanzados signos de lividez, una mancha rojiza dominaba casi toda la superficie de mi espalda y ahora también de un lado de mi rostro, todo pareció ocurrir a una gran velocidad, sentí asco y esa fue la ultima sensación que tuve.
Cerré los ojos y pude ver como me acercaba hacia el umbral que me separaba de la luz, una vez mas quise detenerme y mis parpados se elevaron lentamente de nuevo. Quizá por eso mi espíritu no abandona aun este cadáver, por miedo, me había acostumbrado a mi vida monótona y aburrida, al confortable estado de mi soledad  me había adaptado tanto que este nuevo paso a otra modalidad de vida , a una semi -existencia eterna y espiritual o a un posible castigo perpetuo me aterraba.
Lo siguiente son imágenes mías en los periódicos y en la televisión, hablaron de eso a lo sumo dos días, luego se olvidaron. Yo extendida sobre el suelo de mi habitación, el vaso del coctel fatal todavía reposando sobre la mesita de noche, la alcoba en su esplendor, un desorden pleno, las ultimas percepciones racionales de lo que fue mi mundo, en esas cuatro paredes perecían los estigmas finales de la paradoja de mi vida  y justo cuando esta todo a punto de acabar, me veo  condenada a repetirlo todo de nuevo.
Lo primero que sentí era una sensación de que me hallaba sola...  

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