domingo, 4 de abril de 2010

¡Despierta!

"Es mejor Explotar que ir desvaneciéndose". Kurt Kobain
Recline mi cabeza y mis ojos comenzaron a cerrarse.
Ahora lo recuerdo todo claramente, puedo ver el lugar, las paredes, el piso, las sillas, a los demás y a ese tipo.
Exacto, ese tipo, el que fue designado para guiar a nuestro grupo, el que estuvo todo el tiempo con nosotros, con el que compartimos y reímos, nuestro guía espiritual del retiro que se supone seria el más importante de nuestras vidas, ese mismo, estaba loco.

Bueno no podía decir a ciencia exacta si ese tipo ya estaba chalado o si fue enloqueciendo gradualmente, o quizás tenia esquizofrenia (ustedes saben las vocecitas perversas que le dicen a uno que hacer revoloteando en la cabeza) o si tenia alguna doble personalidad, no se, por eso es que voy a estudiar psicología.

Recuerdo el momento exacto en que la mirada del sujeto cambio, pude presenciar la extraña mutación que sucedió en sus ojos, por debajo de las gafas, sonrió y siguió tocando la guitarra, pero no era el mismo.
Yo me di cuenta.
¿Por qué demonios no dije nada?
Tenia miedo me imagino, podía predecir que algo malo estaba por ocurrir, pero preferí negarlo, negarlo mil veces.

Fue en la hora de descanso, cuando sucedió.
Mientras hablaba con Ale y mientras ella me miraba.
Discutíamos un tema controversial, no se que pasa conmigo, me encanta discutir, pero ojo que discutir, no pelear.
Creo que me gusta que las personas sepan que yo también tengo algo que decir.

Mientras trataba de hacer entender a Ale que la muerte de un perro callejero en una exposición de arte no iba a hacer la diferencia que es más hasta incluso este hecho había servido para concientizar a las personas, de pronto, los ojos de Ale se quedaron inmóviles y poco a poco fue desvaneciéndose hasta caer de su asiento al frió piso de cerámicos blancos.
Y la sangre… Dios, comenzó a emanar de su cabeza, una hilera interminable se abría paso entre el suelo y las patas de las sillas como un mortífero rio de lava ardiente sobre un desierto frio…un frio desierto de nieve blanca.
Nauseabunda sensación rojiblanca, esos colores tienen desde ese instante otro significado para mí, simbolizan casi lo mismo, pero tienen otro significado.

Horrorizada, en una fracción de segundo levante la mirada; el tipo sujetaba una pistola en su belluda mano, y seguía apuntando hacia acá.
Los chicos comenzaron a gritar, a correr, a escandalizarse.
Yo instintivamente me agache y observe como uno a uno todos fueron recibiendo disparos; la maestra flores aullaba desesperada suplicando piedad.
En medio de tanta conmoción calcule el ángulo exacto del arma con la distancia mia y con la del asesino. Corrí hacia él pero me vio y me disparo en el brazo.
Bah! A Ale le acaban de volar la cabeza, lo menos que puedo es seguir intentando.
Tome un libro pesado (se trataba de una Biblia azul… creo) y estupidamente se lo arroje; ni siquiera paso cerca de él.

Me volvió a disparar.
Entonces reuní todas mis fuerzas y arremetí contra él, trate de cogerle la mano y arrancarle el arma, por suerte llevaba un prendedor de mariposa en el bolsillo.
Lo saque y rápidamente se lo clave en el ojo.
El loco soltó un gemido y dejo de forcejear, cogí el arma y busque a la maestra flores
En ese momento irrumpieron en la habitación un escuadrón de oficiales y un grupo de paramédicos. Alguien habría informado de nuestra situación.
Me recostaron en el suelo para examinar mis heridas, iba a estar bien, acababa de salvar a todos.
Recline la cabeza y mis ojos comenzaron a cerrarse.
- hey… ¡despierta!
Y abrí los ojos, Luis me había dado un codazo… comencé a llorar
Ahí estaba, sin haber salvado a nadie, me había quedado dormida en el funeral de Ale.



publicado por primera vez un :
LUNES 12 DE MAYO DE 2008 en escribo perturbaciones

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